"Boys Don't Cry" es una película dramática basada en hechos reales dirigida por Kimberly Peirce y estrenada en 1999. La historia sigue la vida de Brandon Teena, un joven transgénero interpretado por Hilary Swank, que se traslada a una pequeña ciudad en Nebraska en busca de libertad y aceptación.
Brandon comienza a vivir como un hombre y se enamora de Lana, una joven interpretada por Chloë Sevigny. Sin embargo, cuando su identidad sexual es descubierta por las personas del pueblo, Brandon se enfrenta a la intolerancia y la violencia de quienes lo rodean.
A medida que la tensión aumenta, la película explora temas de identidad, género y prejuicio. Brandon lucha por encontrar su lugar en un mundo que no está listo para aceptarlo tal como es. La historia alcanza su punto crítico cuando Brandon es brutalmente agredido por un grupo de hombres que rechazan su identidad de género.
La película ofrece una mirada cruda y conmovedora sobre la discriminación y la violencia contra las personas transgénero, así como sobre la lucha por la aceptación y la autenticidad. "Boys Don't Cry" es un recordatorio impactante de las dificultades que enfrentan aquellos que desafían las normas de género establecidas y una llamada a la empatía y el respeto hacia la diversidad humana.
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